jueves, 5 de enero de 2023

Los Sabios de Oriente

 El evangelista Mateo es el único que narra la visita de aquellos "sabios" que preguntaban por el rey de los judíos


Pablo Iglesias Aunión

Adoración de los Reyes Magos. Retablo Mayor de la Catedral del Salvador de Zaragoza


Es el evangelista Mateo en el capítulo 2 (1-14), donde únicamente se comenta la visita de unos sabios venidos desde el oriente asiático para "adorar al rey de los judíos". Ni Marcos, ni Lucas, ni Juan lo hacen. 

En el propio capítulo tampoco se dan los nombres. Leía hoy en una afamado periódico andaluz, que en los evangelios se nombran a Melchor, Gaspar y Baltasar. Pues no. Lo cierto es que, la lectura del mencionado capítulo 2 de Mateo bajo el epígrafe Los sabios de Oriente es de una riqueza y de una belleza inigualable: "Por entonces llegaron a Jerusalén, procedentes de Oriente, unos sabios..." (2,1). Si nos fijamos llegan a Jerusalén no a Belén. Lógico. En el concepto de sabios del siglo I, se encuadraba un amplio panorama de personajes entre el que se encontraban a modo de "embajadores", individuos representantes de reyes que generalmente eran de una enorme cultura como lo demuestra otro versículo "Nosotros hemos visto aparecer su estrella en el oriente y venimos a adorarlo" (2, 2).

Ver y seguir la estrella significa capacidad de interpretar la astrología, uno de los más grandes saberes de la antigüedad y durante muchos siglos: árabes en sus rutas por el desierto; comerciantes y navegantes (Colón por ejemplo se guiaba por el sistema de las las estrellas al modo árabe). 

La impaciencia de Herodes "el Grande" ante el no cumplimiento diplomático de hacerse primero presentes ante él a modo de "pedir permiso para cruzar sus fronteras" es lo que lo alerta al igual que llega a oídos de todos los habitantes de Jerusalén: "llegan legados reales de otros reinos, algo importante debe pasar" y máxime cuando ni siquiera visitan al monarca herodiano.

Y serán ellos, quienes precisamente adviertan a José y a María que deben partir a Egipto porque Herodes quiere matar el niño.


Gruta donde se refugió la Sagrada Familia en Egipto. Cripta situada en el barrio copto del Cairo


¿De dónde proviene entonces el nombre y que fueran tres?

San Apolinar en Rávena. Mosaico con los nombres en la parte superior


Viajemos hasta Italia, a la ciudad de Rávena. En la basílica de San Apolinar aparece un bello mosaico bizantino donde unas figuras ataviadas con gorros rojos, capas que parecen de seda y prendas ricas en ornamentos, coinciden en un bello gesto de inclinación hacia adelante en posición oferente.

Cada uno sujeta en sus manos un recipiente. No es la primera imagen de los Magos de Oriente pero si la primera en la que aparecen sus nombre: Balthassar, Melchior, Gaspar: sabios, astrólogos, magos. La primera representación que se conoce de los tres Reyes se encuentra en la llamada capilla griega de la catacumbas Priscila en Roma, cuyos frescos están datados entre la segunda mitad del siglo II y segunda mitad del siglo III.



Representación en las catacumbas de Priscila de los Magos de Oriente


En el Auto de los Reyes Magos que se conserva en la Biblioteca Nacional y data de mediados del siglo XII, se los llama astrólogos, concretamente estreleros. En dicha obra le pregunta Gaspar a Baltasar: "¿Dios vo salve, senior? ¿Sodes vos strelero? Dezidme de verdad, de vos sábelos quiero".

Fue en el siglo V cuando, por obra y gracia del papa León I (401-474), se estipuló que los magos, sabios o astrólogos eran tres, como había escrito ya Orígenes en el siglo III d.C.. De sus nombres, entonces, seguía sin saberse nada. Es en los mosaicos de San Apolinar de Rávena como decimos donde se nos revelan. Tres, por lo que ofrendan a Jesús: oro, incienso y mirra.

Será en el siglo XIX cuando arraigue en España la tradición de ofrecer regalos a los niños el 6 de enero, Epifanía del Señor. Epifanía significa "manifestación", la de Jesús como Rey a todos los pueblos y naciones (diversidad física de los magos). Cuentan las crónicas que fue en Alcoy, en 1866, donde se celebró la primera cabalgata y...hasta hoy. 

Feliz noche, que ellos nos colmen de la majestuosidad que sus ojos vieron: al Mesías.