"Una luz en la noche de Roma" de
Jesús Sánchez Adalid

Me comentaban estos días atrás, que Jesús Sánchez Adalid hacía muy bien en "salirse de los temas tradicionales de la Novela Histórica". En primer lugar no sé que se entiende por temas tradicionales en la novela histórica y, en segundo lugar imagino que habrá que leer primero la novela.
Yo he comenzada ya a leerla y la verdad, es que desde el primer momento "me cuesta parar de hacerlo". Puedo asegurarles en referencia a la anterior cuestión de "salirse de los temas tradicionales" que, "salirse, no se sale de nada" muy al contrario, acierta nuevamente "dando directamente en el blanco de la diana de la novela histórica".

"Una luz en la noche de Roma" es indudablemente una novela que se presenta a priori como una joya literaria y creo, conocedor de la obra de Jesús Sánchez Adalid, que va a ser una auténtica maravilla. Por la manera en la que él mismo cuenta cómo, de qué forma y sobre todo por qué la escribe. Quiero así con esta reflexión, huir de copiar la sinopsis que aparece en la contraportada del libro para intentar acercar el autor al lector. Sólo quiero hacerlo desde mi más sincera y humilde opinión.

Jesús Sánchez Adalid es de esos escritores -hay muy pocos- que te hace mucho bien cuando se le lee: te abre a la reflexión, te anima a la búsqueda interior, te sugiere respuestas a cuestiones existenciales y especialmente, te empuja a seguir leyendo. La nueva novela, que sigue obviamente estando dentro del género de "novela histórica", nos conduce a un mundo que es desde todas y cada una de las perspectivas del existencialismo humano una auténtica encrucijada de desatinos, de supervivencia, de querer encontrar por parte del hombre su identidad y de huir de los fanatismos: los totalitarismo, que no crean ustedes, andan muy lejos hoy en día.
Llega en un momento socialmente muy importante para nuestro país puesto que día a día estamos viendo que esta sociedad adquiere tintes muy extremos. Una sociedad que ha sabido (tiene que volver a recuperar ese pulso democrático), responder siempre por la vía del diálogo a la hora de solucionar sus diferencias y que en estos momentos por el contrario gusta más de hacerlo con respuestas agresivas, polarizadamente ideológicas -con el peligro que esto supone- que nos alejan de lo que realmente somos: personas.
Leer "Una luz en la noche de Roma" puede suponer una invitación a que pongamos una luz en las noches de nuestras vidas, noches por las que todos ineludiblemente pasamos. A Jesús Sánchez Adalid no me ata más interés que el de una "buena amistad" y siempre que sale una novela suya a la venta, soy de los primeros en promocionarla por el interés de que se lea a un autor, que no escribe una sola página en la que no deja de lanzarte una idea positiva para que sepas interiormente aproveharla. Leer a un autor que, sacerdote, imprime innatamente muchos buenos aspectos vitales es "vitalizarte" de todo lo que necesitamos para que en este mundo, donde nunca debe abandonarnos la esperanza, ésta venga siempre acompañada de esa "Luz".

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